Sobre la temática de este blog

Empecé escribiendo blogs un tanto por curiosidad ante este nuevo medio. Descubrí que era, y para mí sigue siendo, una ventana al mundo donde dejar un rastro de mis pensamientos en lo que podría ser el libro de aquel dicho de «un árbol, un libro…». Otras veces lo que me mueve es hacer de mis artículos una válvula de escape para el pataleo y protesta.

En este sentido cuando me arranqué a escribir empecé a analizar el absurdo de la protección intelectual. Mostré mi indignación creciente a medida que iba descubriendo como en nombre de esa supuesta protección intelectual, lo que se hacía era cada vez crear más y más leyes a favor de un reducido grupo de privilegiados. Estos en su mayoría muy poco tenían que ver con la creación intelectual y sí con el enriquecimiento personal por la intermediación y un control exclusivo basado precisamente en estos privilegios legales. Apropiacionismo intelectual sería un nombre más apropiado. Privilegios, enriquecimiento a través de leyes que finalmente iban en contra de derechos fundamentales del resto de ciudadanos.

Más adelante empecé a interesarme y seguir la situación política a través de la prensa primero y de otros blogs después tras comprobar la inutilidad de querer averiguar algo por la prensa. Mucha gente repudia la política, motivos no faltan. Al final tú puedes pasar de los políticos, pero ellos no pasan de tí ya que todas sus decisiones te afectan y casi nunca para bien.

En seguida ví también el mismo efecto que se producía en el apropiacionismo intelectual en otros ámbitos. Muy notoriamente en la corrupción urbanística que asoló este país hace unos pocos años y que en parte es causa de la crisis que padecemos ahora mismo.

Comprendí que el denominador común siempre está en que hay alguien con poder que hace un mal uso de él. Idealmente este poder debe ser controlado y los que abusan de él castigados severamente. Pero esto muy raramente se produce ya que los encargados de controlar son los mismos que ocupan ese poder. ¿Van a tirar piedras contra su propio chiringuito? Evidentemente no, y lo único que hacen de vez en cuando es darnos un chivo expiatorio como carnaza para contentar las conciencias de la sociedad y aparentar que todo funciona como se supone.

Estoy hablando por supuesto de poder político y organismos del Estado, que son los que pueden redactar leyes y obligarnos a su cumplimiento.

Según iba adentrándome en la actualidad política me fuí tropezando con blogs que abogaban por una limitación de estos poderes. Tanto por el abuso que supone como principalmente porque reducen tu libertad, que probablemente sea el bien más preciado que poseemos y por la que han luchado muchas generaciones. Todo ello cuadraba perfectamente con lo que venía yo observando e hizo que me diese cuenta de que yo era liberal (libertario en términos anglosajones) y sobre todo que había llegado a ello por razón y convicción, no por el seguimiento de unos ideales que podían ser muy bonitos pero que finalmente no resistieron el análisis de la razón ni la tozuda prueba de la realidad.

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